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La Otra Cara de la Economía Informal:  ¿Qué Hay Más Allá de la Bohonería?

Por: Deisy Viana

La buhonería también conocida como el sector informal o economía de las sombras, es un vasto y diverso conjunto de actividades económicas que no están reguladas ni protegidas por el Estado, esto ocurre en casi todos los países donde se practica,  es una realidad que va más allá de los puestos de venta y merece una mirada más profunda.

Vamos por las calles y sus "tarantines" o exhibidores improvisados bloquean el paso al restar espacio en las aceras, se toman los bordes de estas impidiendo que los vehículos puedan estacionar correctamente, sin contar los gritos que saturan el ambiente al ofrecer sus mercancías, otros van de aquí para allá, suben al transporte público uno tras otro con la misma letanía disfrazada de promoción. Déjame contarte que esta semana me topé con uno que logró conmoverme, vendía caramelos, pero su oferta era casi una súplica: "por favor compreme algo" e iba acompañada de una mirada triste y a la vez desesperada. Surgió mi pregunta ¿qué hay más allá de la buhonería? Analicemos... 

Desde una perspectiva psicológica, la economía informal representa una lucha constante por la supervivencia. Los "buhoneros" y otros trabajadores informales enfrentan una presión constante para generar ingresos diarios y mantener a sus familias. La incertidumbre laboral, la falta de seguridad social y la ausencia de beneficios pueden generar altos niveles de estrés y ansiedad. La necesidad de adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes del mercado también puede afectar la salud mental y emocional de estos trabajadores o simplemente llevarlos al conformismo, la desmotivación y la ausencia del deseo de superación.

Desde una óptica sociológica, la economía informal refleja públicamente las desigualdades estructurales en la sociedad. Los trabajadores informales a menudo carecen de acceso a educación formal y oportunidades de empleo en el sector formal. Sus condiciones de trabajo son precarias. Además, tienden a  perpetuar la exclusión social.

En términos políticos, la economía informal desafía las políticas públicas que rigen la materia y su regulación. Aunque algunos trabajadores informales optan por esta alternativa debido a la falta de oportunidades formales, otros lo hacen como una forma de resistencia contra un sistema que no les garantiza protección ni reconocimiento, ¡sienten que así ganan más!. Otros asumen esta ocupación como un espacio de empoderamiento, donde se perciben como "emprendedores" que encuentran autonomía y flexibilidad.

Desde una dimensión económica, tiene consecuencias mixtas. Por un lado, contribuye al crecimiento económico al generar una forma de empleo informal y actividad comercial. Por otro lado, la falta de impuestos y regulación puede afectar negativamente las finanzas públicas y la inversión en servicios básicos. Además, la economía informal puede perpetuar la desigualdad al no proporcionar igualdad de oportunidades para todos.

La Vida de los "Buhoneros"

Los "buhoneros", esos vendedores ambulantes que llenan las calles con sus productos, enfrentan una realidad compleja. Viven en un constante equilibrio entre la esperanza de ganancias diarias y la incertidumbre sobre su futuro. Sus condiciones familiares varían ampliamente: algunos son el sustento principal de sus hogares, mientras que otros comparten sus ingresos con familiares extendidos o todos son buhoneros en la familia. La falta de seguridad social y la vulnerabilidad a situaciones de violencia o extorsión son parte de su día a día. En muchos casos las madres se dedican a estas labores llevando consigo a sus hijos quienes permanecen todo el día en este ambiente para terminar siendo un "pequeño buhonero más" sin acceso a la recreación y mucho menos a la educación.

Todo esto tiene un impacto significativo en la sociedad. Por un lado, proporciona "ingresos" a muchas personas, pero por otro, perpetúa la desigualdad, la inestabilidad laboral, la falta de acceso a servicios de salud y educación terminan afectando a las futuras generaciones. Sin contar el escenario público que se facilita para quienes se dedican al comercio ilícito de sustancias adictivas, prostitución, sobornos, extorsiones, entre otros. Causando graves daños, principalmente a los comerciantes legalmente establecidos que cumplen con todos los pagos tributarios. Como sociedad, debemos sensibilizarnos y concienciarnos sobre estas realidades. Necesitamos políticas que aborden las causas subyacentes de la economía informal y brinden oportunidades reales para todos y todas.

Esta afirmación proveniente de la Biblia ubicada en 1 Timoteo 5:18 dice: "No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario"  Esta enseñanza subraya la importancia de remunerar justamente a quienes trabajan. Así como el buey que trabaja no debe ser privado de su alimento, los trabajadores también merecen recibir una compensación adecuada por su labor. En el contexto de la economía informal, esta idea cobra relevancia. En resumen,  no es solo un fenómeno económico, sino una compleja red de desafíos y oportunidades. Al comprender sus múltiples dimensiones, podemos trabajar hacia soluciones más inclusivas y equitativas para todos que impulsen el desarrollo y garanticen los derechos de las familias.

Espero que esta reflexión  arroje luz sobre la otra cara de la economía informal y fomente la sensibilización sobre cómo podemos mejorar las condiciones de vida de nuestra sociedad en esta área para contribuir a que cada día sean menos los padres que "supliquen que les compren algo"  o los niños y niñas que salgan a las calles como buhoneros a vender golosinas mientras postergan la posibilidad de construir un futuro brillante con calidad de vida.

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