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Por: Douglas Bolívar

En la entrada de la ciudad de Casigua El Cubo, capital del municipio Jesús María Semprum del estado Zulia, se visualiza la instalación de una enorme planta termoeléctrica. 

Sin embargo, su utilidad es completamente nula para la población, que sufre cortes de electricidad entre cinco y seis horas diarias, con horarios sorpresas. La planta no está funcionando desde hace varios años. El tiempo la carcome. Mientras visitábamos la localidad para este reportaje, hubo un día en el que el servicio fue interrumpido durante catorce horas continuas. La ciudad vive abrasada por el sol.

En paralelo a la carretera que conduce hacia Casigua, corre una tubería de gas gubernamental tan deteriorada que tiene  perforaciones en cada tramo, lo que es aprovechado por algunos vecinos para improvisar mechurrios que les iluminen el hogar. Este gas desperdiciado podría servir para poner a funcionar la planta eléctrica, que entonces suministraría energía eléctrica no solo a Casigua y municipio vecinos, sino que incluso podría venderse electricidad a las localidades colombianas circundantes.

Pese a la tubería, en esta ciudad se replica la situación de todos los municipios venezolanos: cada familia debe dedicar esfuerzos y dinero para procurarse el llenado de sus bombonas, para lo cual deben pagar el equivalente a 10 dólares. En Casigua, réplica de los municipios fronterizos, la moneda circulante es el peso colombiano.

A diferencia de la mayoría de los municipios de Venezuela, en Jesús María Semprum se reportaba una dinámica electoral muy activa, que tuvo su pico cuando dos semanas antes de la elección, una comisión de 25 agentes uniformados de la Policía del Zulia (a bordo de cuatro camionetas y portando armas largas) hizo un viaje de cinco horas desde Maracaibo y se presentó en la residencia de uno de los candidatos para notificarle que debía acompañarle hasta la capital zuliana porque el jefe de la Zodi quería sostener una entrevista con él. La negación del candidato y la inmediata avalancha de gente en el lugar, desactivaron el operativo.

Al observar las calle se percibe rápido que la elección está polarizada entre Keyrineth Fernández, alcaldesa en ejercicio con el apoyo del PSUV, y Wuyshmans González, un empresario nativo de Casigua que se inscribió con la tarjeta del Partido Comunista de Venezuela.

Los días previos al 21 de noviembre la alcaldesa concentró sus actividades frente a la alcaldía con la realización de bingos en los que se rifaban electrodomésticos, bolsas de comida, motos y carros. González se dedicó a caminatas que colapsaron la ciudad. Los testimonios gráficos y audiovisuales confirman que el candidato atrajo la concentración de una buena parte del electorado, pero también concentró las embestidas de los portavoces gubernamentales.

El gobernador Omar Prieto, en su programa que transmite por redes y varias emisoras, le dedicó varios misiles amenazándolo constantemente con ponerlo preso y, en general, nunca se ahorró epítetos denigrantes.

En las calles y casas de Casigua El Cubo se resiente mucho de un episodio malogrado del presidente Nicolás Maduro, quien en un contacto de televisión con la alcaldesa Fernández, describió al municipio como parte de La Guajira.

Asimismo, en esa oportunidad el presidente Maduro inauguró el maternal Hugo Chávez, donde no ha habido un solo parto porque no está acondicionado ni en lo elemental. Esa vez del contacto, trasladaron unos equipos pertenecientes a un CDI ubicado al lado, pero concluida la actividad presidencial, lo volvieron a desmantelar. Los nacimientos se producen en San Cristóbal.

Corren las horas y los rumores van y vienen y se cuelan a los oídos de los periodistas. Un caso destaca entre el pasar de las horas: Ramillys Alvarado, coordinadora municipal del Consejo Nacional Electoral, se ha negado en redondo a reconocer una decisión del propio Poder Electoral: la designación de Eraima Varela como presidenta de la Junta Electoral para la elección del 21 de noviembre.

Ramillys hace que los jefes del Plan República se subordinen a su decisión. Eraima Varela señala documentos de un viaje a Caracas donde reportó esta situación al CNE y en concreto a la rectora Tania D’ Amelio. Ninguna de sus diligencias tuvo efecto y Alvarado mantuvo el control absoluto.

Sobrevuela en la atmósfera otro tema que los periodistas absorben con rapidez. Bari es la otra parroquia de Semprum y es eminentemente indígena.  El centro electoral donde por más de 20 años siempre votaron las y los indios motilones de la comunidad de Bokshi, fue suprimido por el CNE.

Ante ello, los caciques llamaron a asamblea y designaron una comisión que se dirigió a Caracas para solicitar al Poder Electoral que reconsiderada la medida. Incluso tienen un video en el que la misma comunicación dirigida al CNE les es recibida a una de las indígenas en la Sala Electoral del Tribunal de Justicia.

No hubo respuestas formales sino explicaciones por vía de terceros de la rectora Tania D’ Amelio: que la decisión se sustentaba en que la comunidad no tenía electricidad ni contaba con internet para transmitir, además que no contaban con infraestructura.
Luz María Añandon Achinkai, lideresa de la comunidad de Bokshi y quien aparece en el video en el que el TSJ le recibe la comunicación con los respectivos honores, refuta punto por punto a la rectora Tania D’ Amelio: 

“Tenemos electricidad los 365 días del año porque tenemos paneles solares. Tenemos internet los 365 días del año porque el presidente Chávez nos entregó un infocentro y lo hemos mantenido. Nuestra escuela está en inmejorable condiciones”.

Pero no hubo reversa del Poder Electoral: más de 600 votantes indígenas fueron trasladados a un centro electoral al que demoraban seis horas en llegar vía fluvial. Tenían uno situado a una hora, pero el CNE prefirió reubicarlos a seis horas en canoas.

Llega el día decisivo y una fecha antes recibo a un grupo de colegas que también arriban desde Caracas. 

Nos coordinamos para darle cobertura a la mayor cantidad de centros y a las 3am del 21 de noviembre ya las escuelas y liceos de Casigua están rodeadas de votantes, miembros de mesa y testigos.

En la escuela Rafael Urdaneta se concentra el pugilato, porque lo mismo que en todos los espacios electorales de Venezuela, este centro es termómetro: quien gana allí históricamente ha ganado la elección.

El Plan República llega a esa hora y son los efectivos militares quienes comienzan el chequeo, en lugar de la Junta Electoral. Simpatizantes de las dos candidaturas asedian la entrada en actitud vigilante, y también una tercera candidatura outsider de la MUD (Rodmar Urdaneta). Se arman algarabías porque algunos testigos pretenden identificare con fotocopias de cédulas y solo la presión de los presentes inhibe esta intención.

Y en la entrada de esta escuela y a esa hora emerge de nuevo la personalidad de Eraima Varela, quien confronta verbalmente a los militares en reclamo de sus atribuciones. Alvarado y su séquito le impiden si quiera ingresar a la escuela. Posteriormente se filtran audios en grupos de Whatsapp en los que la propia alcaldesa (aspirante a la reelección) gira instrucciones al Plan República para que neutralizaran a Varela.

Sigue la jornada. Muchísima gente en las colas, que están muy lentas. En la escuela Sardinata, igualmente decisiva a la hora del escrutinio, también hay pugilatos. La batalla consiste en neutralizar a los testigos. Allí se concentró la lucha. 

Los periodistas atentos especialmente a estos dos centros, con eventuales revisiones por el centro electoral de El Cruce (una hora antes de llegar a Casigua). Aquí todas las opciones en pugna tienen  sus toldos orientadores.

Los periodistas hacemos registro de la estrategia del equipo de Keyrineth Fernández: los coordinadores del toldo colocan un brazalete plástico en uno de los brazos de todas las personas que hasta allí han sido trasladadas por vehículos de esta opción electoral: le anotan nombre, cédula y designación del consejo comunal al que pertenece. 

La persona (la mayoría son indígenas) se colocan en las colas y al ingresar son supervisas por el testigo de Fernández, quien certifica el cumplimiento del pacto: el derecho del votante a recibir diez bolsas de comida y un ticket para la rifa de un carro. 

En El Cruce se presentan dificultades porque los efectivos del Plan República reciben la orden de la alcaldesa de dejar votar a las personas con el carnet de la patria y con cualquier otra identificación. Existen audios de la alcaldesa girando esta instrucción y de las respuestas de los jefes militares a sus subalternos que custodiaban los centros.

La jornada sigue su marcha. A partir del mediodía escasean las personas con brazaletes y el acceso de votantes al interior de las escuelas y liceos se ralentiza en extremo.

Afuera en la Rafael Urdaneta de Casigua hay una cola significativa de votantes que reclama para que les dejen votar. La fila es rodeada por simpatizantes de las tres opciones y por un piquete de la Guardia Nacional Bolivariana. También se hace presente la policía municipal.  Adentro de la Urdaneta está la actual ministra de Pueblos Indígenas.

A las 4:30pm el ingreso de personas se detiene, pero hay expectativa de que el proceso se reactivará. Luego los periodistas constataríamos que de manera simultánea los 19 centros electorales del municipio Jesús María  Semprum fueron desconectados al unísono y no hubo ningún voto después de ese momento. Minutos después circulan audio de Ramillys Alvarado dando directrices a los coordinadores de centros para que ningún testigo recibiera copia de las actas. “A la única que van a entregar acta es a mí”, dice.

En la Urdaneta la GNB intenta ahuyentar a los votantes con la presencia de un grupo de choque (así lo denomina Fernández en órdenes que emite vía Whatsapp), conformada por un grupo de indígenas wayuu al que le han construido el mito de ser sanguinario y desalmado. Los votantes resisten y regresan a la puerta, pero son atacados con bombas lacrimógenas que lanza la GNB, pero como igualmente se resistieron, inmediatamente los intentan repeler con disparos que acciona el propio director de la policía municipal (existe la evidencia en video).

Nada funcionó. Las máquinas ya estaban desconectadas y nadie más votó. A las 7pm se confirma que en la escuela Rafael Urdaneta ganó el candidato del PCV con una diferencia de 300 votos. Revienta la algarabía y el ganador de este centro es levantado en hombros. Sin embargo, declara a los medios que hay que esperar el pronunciamiento del CNE.

Los periodistas nos replegamos a un refugio a cenar y reponer energías, lo mismo que a chequear información de resultados con Caracas.

A las 9pm uno de los reporteros se desaparece del grupo y al rato nos informa que está en la sede del CNE, donde se ha dirigido el candidato del PCV con sus adherentes. Exigen la transmisión de los datos por parte del CNE. Allí está Alvarado, quien se niega a transmitir, alegando que no están dadas las condiciones operativas. Encarada por el candidato del PCV, dice que todas las máquinas y actas están en manos del Plan República. Cuarenta y ocho horas después de cerrados los centros, el CNE no había totalizado los resultados. En Casigua nadie sabía nada del destino de las actas y “chorizos”. Todo estuvo en control de Alvarado a través del Plan República.

Cinco minutos después de haber llegado los periodistas, un grupo que llegó en una camioneta blanca inicia un feroz ataque armado contra la sede del CNE. Desataron una despiadada embestida a balas que desencadenó el pánico de la multitud presente. Todo el mundo se repliega hacia las casas vecinas, lo mismo que los periodistas. Al menos 2 mil disparos de fusiles contabilizamos lo periodistas.

Raptamos hacia la escuela Vargas, donde jóvenes militares son asaltados por el miedo. Uno de ellos nos pide el celular prestado para llamar a un general, pero inmediatamente confiesa que va a llamar es a su mamá porque tenía tres meses sin saber de ella. En medio de todo, seguía la balacera. Los atacantes buscaban penetrar a la sede del CNE y también llevarse los materiales que estaban en esta escuela. Durante tres horas hubo una balacera, que cesó cuando los militares decidieron evacuar el sitio con los materiales electorales. 

A la una de la madrugada los periodistas lograron reunirse en el lugar de pernocta. Asombrados de que un pueblo tan pequeño y casi insignificante electoralmente se viviesen estas situaciones. 

Decidimos retirarnos con prontitud de Casigua El Cubo para preservar la integridad. Nos vinimos a Caracas con un registro audiovisual exhaustivo que estamos procesando.
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