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Por: Deisy Viana

#DéjameContarte que según la Real Academia Española DIGNIDAD se define como "Decoro de las personas en la manera de comportarse"; podría decirse entonces que corresponde a una cualidad que hace valer como persona a quien la práctica, es decir, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás sin dejar que lo humillen ni degraden y mucho menos humillar o maltratar a los demás irrespetando las diferencias de pensamiento, credo o posición ideológica. 

Para ser una persona digna, hay que practicar el valor de la integridad, es decir, guardar coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se practica, una persona íntegra es alguien con entereza moral en quien se puede confiar. 

En tal sentido, es difícil comprender a personas que viven generando señalamientos sin argumentos contra quienes les adversan en ideas pero cuando tienen la más mínima oportunidad buscan la forma de sacar provecho y beneficiarse para luego continuar con la campaña de descrédito, lo más triste del caso es que lo hacen con su mejor cara de tabla, a la luz del día y en público. Después se creen con autoridad moral para continuar elaborando críticas destructivas y seguir sembrando las semillas del resentimiento social. 

Es en este lugar del camino es donde surgen las interrogantes ¿Esta gente no siente vergüenza? ¿De verdad, no les da pena? Son como una moneda de dos caras. Escrito está "que tú sí sea sí y tú no sea no".

¿Qué sentido tiene maldecir a tu prójimo si luego vas a pedirle favores? ¿Criticar a comerciantes si luego practicas la usura? ¿Juzgar a tu hermano por la paja en su ojo y mientras tanto una viga en el tuyo? ¿Despotricar de las políticas públicas de tu gobierno pero te beneficias de ellas? ¿Exiges justicia pero te ocultas detrás de un identidad falsa? ¿Te tomas el selfie con la mejor sonrisa y a la media vuelta la puñalada trapera? 

Definitivamente, juegan a la doble moral, lamentablemente, falta mucha madurez en la conciencia para practicar la dignidad y poder tener ética suficiente para defender argumentos. Son como la fe sin obras, ¡muerta!, por eso, vale más mostrar a través de las obras el tamaño de la fe, de la integridad, la dignidad y que tu buen ejemplo, tu accionar defina quién eres de verdad

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