Elías
Jaua Milano.
Frente a los resultados
electorales del pasado domingo 28 de octubre de 2018, en Brasil, comienzan los
lamentos, las alarmas y en algunos casos
hasta el regocijo intelectual porque la tesis del “Fin de Ciclo progresista” se está cumpliendo de manera inexorable.
Nos negamos a sumarnos a ese
coro lastimero, por el contrario nos obligamos a seguir luchando, aquí en
Venezuela, por aplicar a tiempo los antídotos que nos inmunicen para siempre
contra el flagelo del totalitarismo cultural, étnico, religioso, político,
económico y social. Conocida las causas de la enfermedad, apliquemos el
recetario que nos da la Historia:
- 1. Confiar en el pueblo y en sus poderes creadores.
- 2 Gobernar con el pueblo, de manera democrática y honesta, para todo el pueblo.
- 3. Escuchar con humildad las críticas y las demandas de rectificación que hace el pueblo. Y rectificar a tiempo para garantizar la mayor suma de transparencia administrativa, estabilidad política y prosperidad económica y social.
- 4 Promover una cultura del reconocimiento y el tratamiento democrático de las diferencias políticas, culturales y sociales en el seno del pueblo.
- 5 Convocar permanentemente a la reunificación del pueblo en torno a los principios y al programa de la democracia revolucionaria.
- 6 Profundizar los espacios de participación y protagonismo popular en la toma de decisiones.
7 Y como decía el CHE “No confiar en el
imperialismo, ni un tantito así”. Preservar en cualquier circunstancia nuestra
soberanía política y económica. Además de estos antídotos
para conjurar los proyectos de exclusión social y cultural que nos intentan
imponer, se requiere de un tratamiento permanente: Educación para la identidad
y convivencia democrática, cultura del trabajo productivo y facilitar la
emergencia del Poder Popular.
En fin, sigamos por el camino de Chávez: democracia
socialista, protagonismo popular, todos los derechos para todo el pueblo y
escuchar al pueblo, siempre escuchar al pueblo.