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Rodeados de Negligencia: ¿Hasta Cuándo Soportaremos?

Por: Deisy Viana

Hace unos días, fui testigo de una escena preocupante mientras conducía hacia el centro de la ciudad donde resido. Un motorizado, transportando a más de tres pasajeros, incluidos dos niños pequeños, en total 5 personas, zigzagueaba imprudentemente entre los vehículos. La imagen de esos niños aferrados al conductor, sin casco ni protección alguna, me hizo reflexionar sobre la negligencia y cómo, a menudo, toleramos comportamientos peligrosos que ponen en riesgo las vidas ajenas como las propias.

Déjame contarte que al vivir esta experiencia, los conductores de los otros vehículos también mostraban expresiones de preocupación y sorpresa, pero nadie parecía intervenir. La actitud temeraria del motorizado no solo ponía en riesgo la vida de sus pasajeros, sino también la de otros conductores en la vía.

Esta escena no es un caso aislado. En muchas ciudades, es común ver a transportistas que violan las normas de tránsito, llevando cargas excesivas y transportando pasajeros de manera insegura. La negligencia al volante se convierte en una conducta normalizada, y la falta de acción por parte de la comunidad y las autoridades perpetúa este comportamiento peligroso.

Es importante resaltar que la negligencia es una conducta que se manifiesta en la omisión o el descuido de responsabilidades y deberes, lo cual puede tener repercusiones significativas en diferentes ámbitos de la vida. Desde una perspectiva psicológica y sociológica, entender las causas y consecuencias de la conducta negligente, así como la tolerancia hacia ella, es esencial para fomentar una sociedad más consciente y responsable

Surgen muchas interrogantes: ¿Quién es más negligente? ¿El conductor de la moto, los representantes de esos niños, los funcionarios que se hacen los ciegos, las autoridades y gobernantes que actúan como si esta realidad no existiera? ¿o quienes nos vemos obligados a tolerar las negligencias de manera forzosa transformandonos en cómplices de los negligentes?

Sociológicamente, la cultura de la permisividad y la falta de responsabilidad colectiva contribuyen a la propagación de estas conductas. En estos casos los conductores infractores y negligentes no enfrentan sanciones adecuadas, lo que refuerza la idea de que este comportamiento es aceptable, teniendo en cuenta que se están violando las normativas existentes al respecto.

Cuando la sociedad acepta o ignora estos comportamientos, se crea un entorno en el que la irresponsabilidad se normaliza. La falta de acciones correctivas y la indiferencia ante el peligro fortalecen la conducta negligente.

Esta tolerancia puede ser resultado de la normalización de la negligencia, el miedo a la confrontación o la creencia de que es responsabilidad de otros intervenir. Sin embargo, es crucial que todos desarrollemos una actitud vigilante y crítica para identificar y combatir estas conductas peligrosas

Las consecuencias de la negligencia vial y su tolerancia son graves y múltiples. Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte, lesiones graves y discapacidad. La confianza en las autoridades e instituciones disminuye, y las pérdidas económicas aumentan debido a los daños materiales y costos médicos, sin contar el impacto en las familias.

La Biblia nos ofrece una reflexión valiosa en Proverbios 21:3: "Hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio." Este versículo nos recuerda la importancia de actuar con justicia y responsabilidad en todas nuestras acciones.

Al promover una cultura de seguridad y responsabilidad en nuestras vías, podemos proteger vidas y construir una sociedad más justa y segura para todos. Es hora de dejar de tolerar la negligencia y actuar para cambiar el curso de nuestras acciones.
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