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¿Quién Dará su Brazo a Torcer?

Por: Deisy Viana 


Déjame contarte que mediar en conflictos ha sido una constante en mi vida, y son muchas las ocasiones memorables donde ponerme en este rol ha sido necesario. Por ello me gustaría compartir algunas de estas experiencias, así como las lecciones aprendidas y los desafíos superados que tal vez pudieran ser útiles a alguien, ya que la mediación requiere de empatía, paciencia y un compromiso incansable hacia la resolución pacífica, especialmente si el conflicto existe entre amigos, familiares o seres queridos. 

Hace algunos años, dos de mis amigos más cercanos estaban enfrentados por un malentendido. Las diferencias eran profundas, y la falta de comunicación había llevado a una situación tensa. Ambos valoraban mi amistad y confiaban en mi juicio, por lo que me encontré en el papel de mediadora. Escuché pacientemente a cada uno, sin interrumpir ni tomar partido. Encaminé cada conversación hacia la comprensión y el diálogo abierto. A través del proceso, logré que expresaran sus sentimientos y aclararan sus puntos de vista. La clave fue mantener la calma y asegurarme de que ambos se sintieran escuchados y respetados. Aunque no fue fácil, finalmente lograron resolver sus diferencias y recuperar la amistad, cosa que para mí representó un gran logro para todos. 

Cuando existen desacuerdos en el lugar de trabajo, la mediación es un desafío constante. Recuerdo una ocasión donde un desacuerdo entre dos departamentos estaba afectando la productividad y el desarrollo normal de las actividades. Los responsables de cada tarea no se ponían de acuerdo en el cumplimiento de sus labores. Sentí que, como líder de equipo, debía intervenir para evitar una escalada del conflicto. Primero, sostuve reuniones individuales con cada responsable para escuchar sus preocupaciones sin interrupción. Luego, fomenté una reunión conjunta donde se plantearon soluciones que fueran satisfactorias para ambos lados. La iniciativa funcionó debido a la creación de un espacio seguro donde pudieran expresar sus opiniones sin miedo a ser juzgados. 

Al final, ambos departamentos trabajaron de manera colaborativa y las actividades se desarrollaron con éxito, pero ambas partes tuvieron que poner de su parte para lograr la comprensión.

En las familias también existen diferencias por lo que emplear la empatía y la comunicación abierta es esencial, hacerlo mediante reuniones familiares donde cada miembro tenga la oportunidad de expresar sus sentimientos y preocupaciones. No es un camino fácil, pero con el tiempo, las familias aprenden a comunicar sus diferencias de manera más efectiva o por lo menos a evitar situaciones que sirvan como detonante para generar nuevos conflictos. Gradualmente, la atmósfera familiar mejora considerablemente y se fortalecen los lazos de unidad.

Son incontables las experiencias con las que he aprendido que la mediación no se trata de obligar a nadie a "dar el brazo a torcer," sino de guiar a las personas a encontrar un terreno común. La empatía, la paciencia y la comunicación efectiva son las claves para resolver conflictos. En última instancia, la mediación busca crear un equilibrio donde todas las partes se sientan comprendidas y respetadas.

En mi búsqueda sobre qué respondería Dios como mediador ante este tema encontré esto en Proverbios 15:1: "La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego". Este versículo nos enseña la importancia de responder con amabilidad ante los conflictos. Además, en Mateo 5:9, el Maestro Jesús nos enseña "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios", una palabra que nos inspira a buscar la paz y trabajar en equipo para resolver diferencias.

Recuerda, es más fácil que "des tu brazo a torcer", escuches y comprendas para hacer las paces y fomentar la empatía que a ir por la vida desgastándose  tratando de "torcerle el brazo a los demás", si quieres que te comprendan comienza por comprender, cambia tu forma de reaccionar y responder, entonces tendrás paz emocional, y verás la magia de los demás dando su brazo a torcer.

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