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Cibercrimen: Complicidad Bancaria o Un Robo Sin Pistola

Por: Deisy Viana

Déjame contarte que me robaron... Alguien logró ingresar a mi cuenta bancaria, solicitó dos financiamientos especiales de crédito que les fueron aprobados de inmediato y luego se fectuaron la transferencia, se quedaron con el dinero y me dejaron una deuda con el banco que ahora debo cancelar, es verdad, todo ocurrió en horas de la madrugada,  me robaron sin pistola.

En la era digital, los avances tecnológicos han transformado nuestras vidas de maneras inimaginables. Desde la comodidad de realizar transacciones bancarias en línea hasta la posibilidad de conectarnos con seres queridos al otro lado del mundo, la tecnología ha demostrado ser una herramienta poderosa y beneficiosa. Sin embargo, esta misma tecnología también ha abierto puertas a una serie de desmanes que ponen en riesgo nuestra seguridad y privacidad; se ha abierto la puerta a una nueva clase de delincuencia: el cibercrimen.

El modus operandi de los ciberdelincuentes es complejo y sofisticado. Emplean técnicas como el phishing, donde envían correos electrónicos o mensajes falsos para engañar a las víctimas y obtener información personal. También utilizan malware , programas diseñados para robar datos o controlar dispositivos remotamente. La suplantación de identidad es otra herramienta común, donde los criminales se hacen pasar por entidades legítimas para obtener acceso a cuentas bancarias o información confidencial.  En mi caso, sigo sin comprender lo sucedido ya que siempre estoy alerta con estas medidas preventivas.

 La facilidad con la que se puede acceder a información personal y financiera en línea nos  ha convertido  en blancos fáciles. Los ciberdelincuentes pueden sustraer dinero de cuentas bancarias como lo hicieron conmigo y con mucha gente, realizar compras fraudulentas, solicitar préstamos o incluso abrir nuevas cuentas a nombre de la víctima. 

La falta de respuesta por parte de las entidades bancarias ante estos delitos genera sospechas de complicidad interna, y es inevitable,  especialmente cuando se observa la recurrencia diaria de estos hechos y lo peor ocurre cuando te diriges a la entidad a solicitar información sobre alguna sustracción de dinero a tus cuentas, entonces te tratan como si en vez de víctima fueses culpable, te aclaran que no es problema de ellos, y que "robado te quedaste"

 La justicia se vuelve injusta cuando no puede seguir el ritmo de los avances tecnológicos, cuando es difícil demostrar esas operaciones digitales con evidencias físicas. Los ciberdelincuentes actúan en un mundo donde las fronteras son difusas y las pruebas son difíciles de obtener. 

La escultura "La supervivencia del más gordo" del danés Jens Galschiot, con su inscripción: "Estoy sentado en la espalda de un hombre, él cede bajo este peso, haré cualquier cosa para ayudarlo excepto bajarme de su espalda", es la justicia obesa, morbosa e inútil que somete al vulnerable y miserable  reflejando la realidad sobre esta cara de la justicia. 

Los criminales, con sus herramientas avanzadas, parecen tener la ventaja mientras crece la incógnita: ¿Hasta dónde llega la complicidad? ¿Por qué no reaccionan con la rapidez y eficacia necesarias? La respuesta podría estar en la incompetencia de los sistemas de seguridad bancaria,  en la falta de recursos para combatir estos delitos de manera efectiva o en los beneficiarios ocultos tras estos hechos.

Es fundamental que las personas tomen medidas para protegerse.  Es importante ser conscientes de las amenazas, no abrir correos electrónicos sospechosos, actualizar el software de seguridad, utilizar contraseñas fuertes y no compartir información personal en sitios web no seguros.

Denunciar los delitos cibernéticos es crucial. La falta de denuncia convierte a la víctima en cómplice, permitiendo que los criminales operen con impunidad y que más personas sean perjudicadas.

  La lucha contra el cibercrimen requiere un esfuerzo conjunto.  Es fundamental denunciar cualquier actividad sospechosa o fraude del que seamos víctimas. 

Al hacerlo, no solo protegemos nuestros intereses, sino que también sacamos a la luz estas acciones,  ayudamos a las autoridades a identificar y combatir a los delincuentes. No denunciar nos convierte en cómplices pasivos de estos crímenes.

 "El que no conoce la verdad, es un esclavo de la mentira." Escrito está que solo la verdad puede hacernos libres, por eso  la ignorancia nos convierte en víctimas fáciles. Informémonos, protejámonos y denunciemos sin miedo  para que la justicia digital no se convierta en un espejismo y logremos salir de la duda de si existe complicidad interna.


@dejamecintarte1

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