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¿Qué Deseas?  ¡Habla y Recíbelo!

Por: Deisy Viana

¡Eres una bruta! ¡Animal! ¡Burra!...  Son las palabras que recurrentemente una madre le grita a su pequeña hija cuando comete algún error o no comprende algo; es la misma mujer que al reunirse con sus amigas se gloria de tener una hija muy aplicada y obediente. ¡Cuánta contradicción! Me preguntó:  ¿Qué le espera a esta niña en el futuro y a todos aquellos que reciben tratos similares? ¿De qué manera influirán estas etiquetas y tratos discriminativos en su desarrollo personal?

 Las palabras, como pequeñas semillas, tienen el poder de germinar en nuestra mente y dar frutos en nuestras acciones.  Pueden ser un motor de motivación, impulsándonos hacia la acción y el éxito, o bien, un arma de manipulación, guiándonos hacia caminos que no elegimos conscientemente, o causar heridas graves en la estima y por ende en la construcción del autoconcepto..

Es común escuchar por parte de algunos participantes en los talleres que desarrollo comentarios como: "No sirvo para socializar" "Soy malo para expresar emociones" "Soy así porque toda mi familia es así" "Soy un desastre" "Soy muy bruto para tal cosa" y así,  la lista continúa... Si las personas supieran el enorme potencial que poseen y todo lo que son capaces de alcanzar si tan solo usaran adecuadamente las palabras.

 La Programación Neurolingüística (PNL) nos enseña que al cambiar la forma de hablar, podemos cambiar la forma de pensar y, por ende, la manera de actuar, influyendo en los resultados de nuestras acciones.  Sin embargo, la mayoría de las personas no se interesan en mejorar su forma de expresión para influir en su desarrollo personal.

Esto se debe, en gran medida, a la falta de conciencia sobre el poder de las palabras y la influencia del diálogo interno, que a menudo alimenta estados emocionales negativos como la culpa, la ansiedad y la baja autoestima que proceden de esa formación distorsionada basada en etiquetas que atrofian el autoconcepto. 

 Los psicólogos, expertos en el comportamiento humano, coinciden en que el lenguaje interno juega un papel crucial en la construcción de nuestra realidad. Las palabras que nos decimos a nosotros mismos, las creencias que albergamos, moldean nuestra percepción del mundo y, por ende, nuestras acciones.  

 En la actualidad, la conciencia sobre el poder de las palabras es más importante que nunca. Vivimos en un mundo donde la comunicación es omnipresente, desde las redes sociales hasta el mercado laboral. La capacidad de expresarse de manera efectiva, de comunicar ideas con claridad y persuasión, se ha convertido en una herramienta esencial para el éxito.  

"Sean sus palabras con gracia, sazonadas con sal, para que sepan cómo responder a cada uno". Este versículo de la Biblia, ubicado en el libro de Colosenses 4:6, nos anima a hablar con amabilidad y sabiduría. La "sal" representa la sabiduría y la gracia, que hacen que nuestras palabras sean agradables y útiles.  En otras palabras, debemos hablar con gentileza, respeto y consideración, usando palabras que edifiquen y no hieran.   

Déjame contarte que las palabras tienen un poder transformador, pueden construir o destruir, motivar o manipular.  Es nuestra responsabilidad usarlas con sabiduría, con conciencia de su impacto en nosotros mismos y en los demás.   Es tiempo de hablar bien, sobre todo de hablarnos bien, para poder recibir de la vida todo lo que deseamos.

@dejamecontarte1

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