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Guerras que Parecen No Tener Fin

Por: Oscar Humberto González Ortiz

Mientras el mundo se sacude con el estruendo de guerras que parecen no tener fin, desde las frías tierras de Ucrania hasta las calurosas arenas de Gaza, una gran cantidad de rincones del planeta se ven marcado por los conflictos: El Congo, Sudan, Siria, Haití, luchando por la Paz. En este contexto, resulta fascinante observar cómo, en la Patria de Bolívar,  libramos batallas políticas que no son menos intensa, pero es desarrollada en plano diferente: el de las redes sociales. 

En este nuevo campo de batalla cibernético, los colonialistas reproducen maniobras en el terreno a través de argumentación creada para afectar la siquis, memes y hashtags, que trasciende lo físico reflejándose una lucha por la soberanía. La historia ha enseñado que las ideas son poderosas; así lo demostró el padre de la patria, Simón Bolívar, quien comprendió que el verdadero cambio comienza en la mente y el corazón de los pueblos.

En este entorno digital, cada publicación pareciera las balas, bombas y cañones orientadas a destruir la voluntad del contrario, las plataformas sociales son el escenario donde las narrativas se construyen y destruyen a velocidades vertiginosas. Los patriotas defienden su identidad cultural y derecho a decidir su propio destino frente a los intentos de influencia externa que desdibujan la historia. Por otro lado, los colonialistas intentan deslegitimar esas voces autóctonas, utilizando estrategias de desinformación para sembrar confusión y miedo. 

Sin embargo, a pesar de las adversidades, la creatividad tiene que emerger como un faro en medio de la oscuridad, tenemos que encontrar en el arte digital la manera de expresar resistencia; desde poderosas ilustraciones hasta impactantes cortometrajes (videos) que relatan historias creadas para un fin. Así, mientras el eco de los conflictos mundiales resuena en cada rincón del planeta, aquí se forja una nueva narrativa que busca reivindicar el pasado, intentando reescribir  en tiempo real la historia, cada tweet o publicación son pasos direccionados a realidades virtuales. 

En este sentido, las redes sociales no pueden subestimarse: así como Bolívar luchó contra las cadenas del colonialismo en su época, hoy aquellos que defienden la patria tenemos que continuar esa lucha desde los dispositivos móviles, tables o computadoras.

En algún momento has reflexionado sobre el enfoque mediático que a menudo es centrado en la República Bolivariana de Venezuela, especialmente cuando el mundo está plagado de guerras, conflictos y crisis en diversas regiones. Nuestra historia es rica y compleja, marcada por un legado de abundancia en diversos recursos naturales, que, irónicamente son tanto una bendición como al parecer una maldición. Desde la época colonial, el país es un punto de interés estratégico debido a su potencial petrolero. Sin embargo, esta riqueza también ha desencadenado una serie de conflictos internos y externos que moldean la trayectoria histórica. 

A medida que avanzamos en el siglo XXI, la situación política en Venezuela captura la atención global, revisando algunos medios digitales, los contextos se enfocan en: polarización política,  crisis humanitarias y movimientos migratorios masivos,  llevado a narrativa que resuenan en los medios de comunicación internacionales y redes sociales. Es interesante notar cómo la historia reciente del país se entrelaza con el socialismo del siglo XXI y la figura carismática de Hugo Chávez, quien implementó un modelo económico que prometía equidad social, sembrando semillas de esperanza “Chávez corazón del pueblo”. 

En las redes sociales la inmediatez de la información es predominante, las historias de sufrimiento humano, migración y situación económica respecto a Venezuela encuentran eco en plataformas digitales, amplificando mayormente su resonancia. Esto atrae a activistas y organizaciones no gubernamentales que buscan generar debates sobre la responsabilidad internacional ante las diversas crisis humanitarias que según algunas personas y medios requieren de la intervención extranjera. 

Pareciera que es mínima la atención prestada a la crisis económica, social, migratoria y humanitaria por la guerra en Gaza; crisis social, económica y política en Haití; son innumerable los ejemplos actuales que pueden ser citados, hay innumerables conflictos alrededor del mundo que merecen mayor atención, la singularidad de la experiencia venezolana —una mezcla de historia rica, recursos abundantes y luchas contemporáneas— la convierte en  caso emblemático que invita a la reflexión profunda sobre las dinámicas del poder global y las narrativas mediáticas. 

En este sentido, explorar por qué la República Bolivariana de Venezuela “se convierte en el foco” puede abrir un abanico de preguntas sobre cómo elegimos priorizar ciertas historias sobre otras. ¿Es acaso el sufrimiento humano más visible cuando se presenta bajo un lente político? ¿O es simplemente que ciertas narrativas encuentran resonancia más fácilmente en nuestra conciencia colectiva? Sin duda, cada pregunta lleva a comprender mejor la realidad venezolana como consumidores de información en un mundo interconectado. 

Requerimos que en el mundo resuenen con fuerza los ecos de la solidaridad, es primordial reconocer que los problemas de los venezolanos requieren soluciones que surjan desde el mismo corazón del país, en lugar de depender o solicitar intervenciones externas. 

Así, construir puentes y espacios de paz se convierte en tarea para sanar heridas del pasado, fomentemos y participemos en el diálogo inclusivo que se ha solicitado en varias oportunidades, incorporándose las diversas voces y perspectivas que coexisten en esta nación. 

A través del entendimiento mutuo, los venezolanos forjemos caminos hacia la reconciliación, transformando la adversidad en oportunidad para reinventar el futuro. En este sentido, cada esfuerzo por promover la paz se convierte en un ladrillo en la edificación de Venezuela

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