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Allí están en plena plaza los orcos transpirando, exhalando odio, rodean a un ser humano, un joven, un muchacho de tez morena. Todo es transmitido por televisión. ¡Insólito! Algo nunca visto, lo han rociado de gasolina y le han prendido fuego.

Aunque la jauría humana asemeja a los orcos, no es una película y menos de ficción, son sectores radicales de la oposición en Venezuela que han quemado vivo a un ser humano por “chavista”. El odio que corre por sus venas pudo más que la razón: negro y humilde igual a “chavista ladrón”.

Interpretando a Aristóteles el odio no tiene cura, el odio busca hacer el mal, causar daño (la venganza, “el vamos a cobrar”). Distinto al que siente ira que “pretende, en efecto, que aquel contra el que está airado experimente a su vez algún dolor”, mientras lo único que satisface al que siente odio es que el otro sea eliminado, deje de existir.

Hay una oposición en Venezuela, cuya alianza se ha tejido con lazos de sangre (los apellidos) que actúan como soldados del imperio, verdaderos “cónsules americanos”, se sienten anglosajones, la supremacía blanca, que comprenden que las sanciones son tecnologías de guerra que actúan como bombas de racimo, cuyo objetivo es la “eliminación masiva del enemigo.” (la migración forzada que deja a la salud sin personal especializado).

El odio es una fuerza individual y colectiva que habita un mundo inmundo, cuya atmósfera emocional negativa corroe, absorbe, traga, en la que la muerte y la destrucción se viralizan. En las películas, por ejemplo, en la saga de El señor de los anillos se puede ver esa imagen de los orcos y su liderazgo.

El 2 de julio en su paso por el Caribe el huracán Beryl afectó al estado Sucre en el oriente del país, causando el desbordamiento del río Manzanares que se llevó por delante al pueblo de Cumanacoa, generando una situación de emergencia con daños humanos y materiales.
De inmediato, aún con la emergencia en ciernes, el Gobierno nacional se hizo presente con la Vicepresidenta de la República Delcy Rodríguez, varios ministros y especialistas para atender a la población.

Los embates de la naturaleza arrancaron de raíz algunos árboles y uno de ellos cayó sobre el equipo de trabajo causándoles heridas.

Mientras se esperaba la información sobre la situación de salud de los afectados, se activaron las cadenas de odio y muerte. ¡No pasarán! Triunfarán el amor y la nobleza.

ALFREDO CLEMENTE

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