Relato corto
Julio Ramos
Miguel, Clara y un café
Miguel luego de tomar un baño se acostó pensando que haría al siguiente día, nunca pensó que una entrevista cambiaría su vida. Nuca pensó que un café fuera su excusa y confidente, destino o casualidad. Lo cierto fue que lo que el pensó que seria cotidiano daría un vuelco a su vida haciéndolo vivir momentos intensos de pasión..
El micrófono aún caliente por la entrevista en directo, Miguel, el periodista de corazón inquieto, no podía dejar de pensar en la voz que acababa de entrevistar. Clara, la locutora de la radio, con su tono suave y sensual, había logrado cautivarlo más allá de las preguntas rutinarias.
La sala de prensa, normalmente bulliciosa, ahora se sentía vacía. Miguel buscó su teléfono, buscando entre sus contactos el nombre de la entrevistada. Clara.así se llamaba. La curiosidad, unida a una pizca de audacia, lo impulsó a escribir un mensaje: "Me encantó tu entrevista, tu voz es irresistible. ¿Un café para hablar de la noticia, o de algo más?".......
El corazón le dio un vuelco al recibir una respuesta casi instantánea: "Me alegra que te haya gustado, ¿qué te parece mañana a las 10 en la cafetería de la esquina? Podríamos hablar de todo, lo que quieras y más"... Dijo en tono seductor..
La siguiente mañana, la cafetería rebosaba de luz y aroma a café. La cafetería estaba a reventar una música se escuchaba en el ambiente, Clara, entraba a la panadería, llegó puntual a la cita, vestida con un vestido sencillo pegado a su cuerpo delatando sus curvas, su cabello suelto se movía al compás del vaivén de su caminar resaltaba la belleza de su figura, Miguel sonrió al verla llegar. El nerviosismo de Miguel se desvaneció ante sus ojos.
Entre sorbos de café iniciaron la conversación Clara miraba a Miguel, insinuante hablaba con la mirada y el entendía Perfectamente su idioma visual, "¿Qué te parece si dejamos la entrevista para otro día y nos centramos en nosotros?", dijo Clara, dejando una sonrisa pícara en sus labios. Y así, con una mirada cómplice y un simple toque de sus manos, comenzaron a escribir un nuevo capítulo en sus vidas.
La sensualidad que se había insinuado en el cafetín se convirtió en una danza íntima. Los latidos de sus corazones resonaban al unísono, la pasión se desbordó en sus gestos, en sus miradas.
Miguel, con la energía de un reportero, se dedicó a descubrir cada rincón de Clara, cada secreto que ella guardaba en su voz y en su mirada. Clara, con la dulzura de un ángel, se rindió a la fuerza de sus deseos, a la intensidad del momento.
El Recorrió cada milímetro de su piel explorando los rincones de todo su cuerpo, su piel se erizaba al contacto de sus labios y el aire de su aliento caliente recorría todo su cuerpo... Los minutos se convirtieron en horas y el tiempo se convirtió en el cómplice perfecto de esa noche de pasión...
El café se enfrió, en el cafetín las palabras se perdieron en el silencio, solo la sensualidad de su encuentro se extendió en la cafetería como un perfume intenso. Un recuerdo inolvidable que inició con una entrevista, prosiguió con un café como testigo y confidente y un cuarto de hotel que guardó sus secretos para siempre...