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Verdades Distorsionadas: Un Delirio Colectivo

Por: Deisy Viana

En un mundo donde la percepción a menudo se confunde con la realidad, nos encontramos en una encrucijada de ilusiones y verdades distorsionadas. Los problemas sociales de la actualidad, son realidades palpables que afectan a comunidades enteras desde lo micro, en este caso las familias, hasta lo macro, es decir, la sociedad. Sin embargo, estos problemas son frecuentemente ocultados o minimizados por intereses particulares o conveniencias, creando una ilusión de bienestar que distorsiona la verdad y evita acciones significativas para resolver la problemática desde su raíz.

Déjame contarte que los casos más críticos son aquellos que terminan idiotizados, normalizando lo absurdo, lo ilegal, lo que perjudica ¿Qué le está pasando a la gente? Se les enfrió el amor propio, el amor al prójimo y sin éstos dos ¿Cómo pregonar sobre un amor a un Dios que nunca han visto? y peor aún, se atreven a hablar en su nombre, el sol no se puede tapar con un dedo.

¿Por qué ignorar lo evidente?

La tendencia a ignorar los problemas radica en un miedo subyacente al cambio de acciones para lograr resultados diferentes y a las consecuencias de enfrentar la realidad, es que no es fácil asumir los errores y decir públicamente "así no era, nos equivocamos y debemos corregir" eso sería un duro golpe al ego. Además, la complacencia se convierte en cómplice cuando se prefiere cerrar los ojos ante la injusticia, en lugar de luchar por los valores y principios que se proclaman defender pero que están muy lejos de ser practicados.

La Perpetuación de la Injusticia

La injusticia tiene la capacidad de perpetuarse cuando aquellos con el poder y autoridad de implementar soluciones se desvían de su vocación, ya sea por intereses personales o por la presión de mantener el status quo, impulsando acciones distractoras para maquillar la impunidad que tanto daño hace. Esta deslealtad traiciona la responsabilidad hacia el público y erosiona la confianza en las instituciones que deberían proteger y servir.

El Futuro en Juego

Si la sociedad continúa por este camino de comportamientos antiéticos y normalización del daño, si quienes pueden hacer algo continúan de brazos caídos esperando "que todo pase y la cosa se acomode" nos dirigimos hacia un caos que amenaza nuestra humanidad. Las futuras generaciones podrían heredar un mundo donde los valores están trastocados, la verdad se ha vuelto obsoleta y a todo lo malo se le llama "bueno".

El Efecto Pigmalión como Esperanza

Una colectividad al verse rodeada de tantos problemas que parecieran no tener solución puede generar un caos emocional en la psíquis social y mostrar un panorama desalentador. Frente a esta realidad, el efecto Pigmalión ofrece un rayo de esperanza. Este fenómeno psicológico, donde las expectativas altas conducen a un mejor desempeño, sugiere que si esperamos lo mejor de nosotros mismos y de los demás, podemos elevar la realidad colectiva, pero para lograrlo se requiere de humildad y honestidad. 

Para reflexionar sobre este tema más profundamente, recordemos el versículo bíblico de Proverbios 21:3: "Hacer justicia y juicio es más aceptable a Jehová que sacrificio". Esta cita nos recuerda la importancia de actuar con integridad y justicia, y que nuestras acciones deben reflejar los principios de verdad y rectitud. Solo entonces podremos esperar construir una sociedad que honre la dignidad de todos sus miembros y se dirija hacia un futuro más prometedor.

En Conclusión...

La realidad, aunque a menudo es un delirio colectivo, no está fuera de nuestro control. Podemos elegir enfrentar la verdad, actuar con conciencia y justicia para aspirar a un futuro donde la dignidad de todos sea honrada. Solo entonces, guiados por principios como la integridad y la rectitud, podremos construir una sociedad que refleje nuestras más altas aspiraciones y valores por resolver las necesidades comunes; no se trata de buscar culpables, sino de que cada uno desde dónde está logre abrir sus ojos, se sincerice, reconozca lo que está haciendo mal y comience a obrar correctamente y si no quiere o sus capacidades no se lo permiten, entonces sin egoísmo que "preste la batea y deje lavar a los demás", para que juntos logremos transformar de manera resiliente el espejismo de la realidad distorsionada que amenaza nuestro bienestar y a las futuras generaciones.

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