APRENDIENDO HABLAR A
LA MANERA DE DIOS
POR: Marlín
VILLALOBOS
CI 15823766
HISTORIADORA
En
nuestra cultura hispana o latina se ha vuelto costumbre hablar mal, es decir,
usando palabras negativas llenas de quejas, que para nada edifican, sino que por el contrario destruyen y crean en
nuestra mente y en la de los demás la
sensación de derrota, pesimismo y fatalidad. “Pasamos la mayor parte del tiempo
manteniendo la boca ocupada hablando de
todos los problemas de nuestra vida como
que si nuestra boca tuviera mente propia” expresa la exitosa escritora Joyce Meyer en ¡Esta Boca Mía! Pero la biblia
nos dice en Proverbios 18:21 que: “la
vida y la muerte están en el poder de la lengua” .Eso significa que no es bueno ir por ahí declarando bendición en un momento y pesimismo al
momento siguiente.
Por otra parte las malas palabras
equivalen a un lenguaje equivocado que
destruye y que producen aunque no lo
percibamos una mentalidad negativa que
afecta a nuestro sistema de creencias así como también la buena salud y el crecimiento espiritual. Dicen que las
palabras se las lleva el viento pero usted y yo debemos saber que no es así,
pues son las palabras que van a determinar nuestro futuro; las palabras son documentos
legales, escritos en el mundo espiritual. Dijo el Rey David en una oportunidad:
“Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero” Salmo 45:1.
De esta manera son escritos esos
“documentos” en el mundo espiritual; CON MIS PALABRAS. Ahora, comparando este
versículo del salmista con Proverbios 18:21 donde dice que “La muerte y la vida
están en el poder de la lengua”, llegue a la conclusión que las palabras que
pronuncio con la lengua, juegan un papel muy importante y determinante para mi
futuro. Así que debemos tener en claro que en nuestra cultura hay una falsa
creencia que las palabras se las lleva el viento y no es así; esto tomando en
cuenta la manera de hablar de Dios en nuestro manual sagrado (La biblia). Las
palabras que salen de nuestra boca cada día van a determinar nuestro estilo de vida en el presente y en el
futuro.
En este mismo orden de ideas, lo que
ocurre con nuestras palabras, es que nosotros “escribimos documentos” que han de decidir nuestro futuro. Si
hablamos palabras positivas, edificantes y que están de acuerdo a la palabra de
Dios, tendremos éxito, pero si hablamos palabras negativas, llenas de
incredulidad y que no están en línea con lo que ha dicho Dios, tendremos
resultados desagradables. Además de las falsas creencias establecidas en la
cultura mundial con respecto a nuestra manera de hablar muchas veces nos
dejamos llevar por lo que vemos, por la situación y el panorama en el cual
vivimos dejando que lo negativo gane terreno en lo que sale de nuestra lengua.
La realidad en que vivimos (situación país, enfermedades entre otros) no
podemos tapar el sol con un dedo al respecto pero menos
la vamos evitar con palabras de maldición; hay personas que solo hablan
de enfermedades, quejas y es por ellos que nunca salen de problemas;
convirtiéndose en esclavas de las enfermedades
debido a las palabras que pronuncian continuamente. Sus cuerpos
reaccionan de acuerdo a lo que sus
labios confiesan.
Por otra parte, el Pastor, Maestro y
Conferencista Robert Vargas, en su libro “Refrena tu lengua de Mal-decir” citando el libro de
Santiago capitulo 3:6 “la lengua está
entre nuestros miembros y
contamina todo el cuerpo “. El autor establece que todo nuestro cuerpo está
afectado, para bien o para mal por las palabras que hablamos. Si usted confiesa
que su cuerpo no sirve para nada, vaya preparando los servicios de la funeraria porque con unas palabras de ese tipo no le queda mucha vida. En la Biblia, la cual
es la guía para nuestras vidas, notamos que Dios le da mucha importancia a nuestras palabras, para Él es tan legal las palabras pronunciadas, como es para
nosotros un documento firmado y sellado
en nuestras manos.
Finalizo con el mensaje del apóstol
Pablo que envió al pueblo de Éfeso en la
carta los Efesios capitulo 4, versículo 29.
“No digan malas palabras. Al contrario
digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer
espiritualmente, pues eso es muy necesario”. El apóstol Pablo es muy claro
cuando dice que es muy necesario y debe creerlo amigo lector, porque cuando
declaramos bendición por nuestra boca las promesas de Dios se activan sobre su
vida y la vida de los demás; debemos tener en cuenta que al usar malas palabras
usted no va a llegar a ninguna parte y
le dará un mal ejemplo a los demás.
Cambie su manera de hablar a la manera del todopoderoso, créame que a Dios le
agradaría que comience hoy mismo.