Nuestra geografía, en medio de la Cordillera de los Andes, presenta características apropiadas para que pequeñas poblaciones permitan el intercambio con quien nos visita.
Así lo explica el gobernador del estado Mérida, Jehyson Guzmán, quien señaló que cada espacio del territorio merideño espera la visita de los turistas que hacen de Mérida su destino predilecto en cada temporada en cualquier momento del año.
La vivencia con lo auténticamente nuestro forma parte de una de las múltiples posibilidades que usted debe hacer para convertir este viaje de vacaciones en algo diferente, marcado por el intercambio cultural de quienes tienen sus raíces en la profundidad de la montaña, en la grandeza de los valles, al lado de ríos fríos o cálidos que se dejan ver como venas que brotan vida y hacen ruido al chocar con las piedras.
Permítase un tiempo, para usted y los suyos, y comparta modos de producción: ordeñe una vaca, por ejemplo, cultive flores en las cercanías de Bailadores, pesque una trucha, ame la naturaleza y respire el aire puro que tanto le cuesta hacer en su ciudad de origen. Relájese y camine por calles llenas de merideños esperándolo para atenderlo, y bien atendido. Entre a una bodega y compre un sombrero “chacantero”, o vaya a las siembras de hortalizas y comparta una jornada sacando papas.
Mérida es el escenario ideal para practicar el turismo rural. Sus pequeños poblados poseen los servicios hospitalarios básicos para cambiar el ambiente de siempre, por uno lleno de sorpresas y vivencias que jamás olvidará.
Hay épocas donde las fiestas tradicionales despuntan, entonces compartir con san Isidro lo puede hacer en mayo, o con la virgen de la Candelaria en febrero, incluso, puede bailar con los tambores de san Benito en diciembre rodeado de ese calor y sabor a pueblo que tanto añora. Móntese en un caballo, en una mula, y cabalgue por esas montañas y siéntase rodeado de frailejones, de pastizales en medio de sembradíos increíbles.
Para cada Semana Santa los templos, sembrados en todo el estado, se visten para conmemorar la muerte del hijo de Dios, “forma parte de ese espíritu religioso de nuestros pobladores que recuerdan, con sumo respeto, la muerte de Jesucristo y, además, como parte de sus tradiciones hacen pasiones vivientes, procesiones cargadas de oraciones, arreglan los altares y rezan 33 credos el viernes santo”, dijo Guzmán.
Las posadas en Mérida le dan ese cobijo que tanto desea. Los fogones permanecen prendidos, las chimeneas humean para darle el calor necesario, las arepas están servidas y con ellas el chocolate, café, guarapo de panela y una pizca andina bien hecha con sabor a cilantro, papa y huevos.
Vaya a misa, si es domingo y no deje de visitar el mercado del poblado. Viva esta experiencia diferente al lado nuestro. ¡Entre en contacto con lo nuestro! Para mayor use nuestra aplicación VISITE MÉRIDA de la marca “Somos Mérida”.