Después del 21N…Algunas personas se quejan y dicen que esto es un carnaval, que la política no sirve y que nadie hace nada. Esa manía de generalizar nos arrincona a todos.
Es necesario entender que no todos están emocionados por lo que ocurrirá el 21N. Y no todos están decepcionados y se abstendrán ese día.
Pero más allá de estos, muchos están preocupados por lo que vendrá después del 21N. La gobernanza y la reactivación económica, a eso apuestan muchos.
Enfoque cortoplacista
Un buen político no se queda patinando en ganar o perder el 21N. Los resultados no definen nada, solo cambio o ratificación de actores.
El detalle está en el país que tendremos con autoridades renovadas, allí está la clave para saber si saldremos del atolladero.
Gobierno interino
De todos los políticos, si es que así se le puede llamar, el más desubicado, pasó a ser el exdiputado Juan Guaidó. No solo por qué aun se cree presidente virtual, sino también porque ya adelantó que después del 21N sigue el supuesto gobierno “interino”.
Eso de ser oposición manejando bienes y recursos del estado en el exterior resultó ser un buen negocio para algunos políticos. Tanto que harán todo lo posible por seguir siendo oposición. Para ellos perder es ganar.
Golpe
Al momento de salir esta columna faltarán exactamente siete días para las elecciones. De todo puede pasar, hasta una renuncia de candidatos por considerar «que no hay condiciones».
Si a usted le parece una exageración, sepa entonces que David Smolansky, dirigente de Voluntad Popular y en supuesto cargo en la OEA, sugirió este viernes a su partido que se retire de las elecciones del 21 de noviembre.
El mismo Leopoldo López, expresó claramente que si viviese en Venezuela no votaría este 21N.
Entonces ¿cómo es que Voluntad Popular participa en este proceso?
El Psuv y su procesión
Desde hace mucho tiempo el Psuv no acudía a un proceso electoral con tantas debilidades notables. Ni siquiera en el 2015 donde recibió una aplastante derrota para la AN.
La radiografía política es igual en todo el país:
1.- La crisis, el bloqueo, la falta de recursos y la incapacidad, generó un rotundo fracaso en la gestión de muchos gobernadores y alcaldes. El Psuv se convirtió en una máquina para demoler liderazgos, los fundió al llevarlos a cargos de elección popular.
2.- La práctica errada de la obediencia convirtió a concejales y legisladores en simples levantadores de manos, entregaron su autonomía a una supuesta disciplina partidista.
3.- Más grave aun, vamos a una campaña donde la vedette no es el candidato sino el partido que los respalda. Candidatos sin liderazgo, que ni siquiera lograron 30% de apoyo en unas internas. Algunos y algunas son tan malos que repitieron y sorprendieron a sus propios camaradas.
4.- Las movilizaciones y motivación de militantes ha sido cuesta arriba. Es falso que los 1 X 10 estén al día. La estructura esta renca, le falta aceite.
5.- El descontento late dentro del Psuv. La necesidad de exigir revisión, rectificación, amplitud, combate a la corrupción y al burocratismo se hacen escuchar.
Advertencia
Ante este panorama, sería infantil que la oposición se hiciera ilusiones. Si bien es cierto que lo anterior pudiera acercarse a una realidad, también deben considerarse, los otros factores:
1.- El Psuv es la única fuerza política con una estructura que mal que bien, le garantiza la organización y movilización de votantes y defensores del voto en mayor grado.
2.- La logística y movilización está asociada a recursos o bienes, el Psuv los tiene.
3.- División, falta de recursos, poca organización y dispersión de esfuerzos, debilitan a la oposición.
Escenario
Los análisis apuntan a que el Psuv obtendrá en todo el país la mayoría de los cargos.
El debate se centrará, solo donde este pierda. Quien sea derrotado ante una oposición dividida se raya, perderá liderazgo político.
La prueba de fuego
El trago más difícil no serán los resultados del 21N, sino la gobernabilidad posterior. La convivencia en un Psuv con heridas por sanar y con una oposición débil adentro y fuerte afuera.
Vásquez se confiesa
Disfruté mucho la entrevista realizada al gobernador y candidato a la reelección en Guárico: José Vásquez. La periodista gracitana Amanda Saldivia lo abordó en 45 minutos durante una visita a Altagracia de Orituco.
En un periodismo libre y sin complacencias, preguntó y repreguntó como debe ser y este respondió a todas con cortesía y claridad, como debe ser.
Sobre los resultados obtenidos en las primarias por muchos precandidatos y la cuestionada gestión de muchos alcaldes, Vásquez expresó:
“Yo facturé cosas que en un momento determinado me confié. Había basura en una comunidad y pagaron conmigo, que había una calle rota en una comunidad y yo era el responsable. Todo eso me permitió hacer una reflexión, porque yo me confié en que los mandatarios municipales tenían una comunicación permanente”.
Vásquez pecó por confiado y el Psuv pecó por omisión. La complicidad y la solidaridad automática con gestiones corruptas e incapaces se puso en marcha.
Que esto sirva de lección y aprendizaje. Los alcaldes y gobernadores deben dejar de ser electrones libres. El Psuv tiene que ser un ente contralor.
Escenario según Gil Yepes
“Conviene que los dirigentes de oposición que van divididos a las elecciones caigan en cuenta de que con 65% de abstención y el oficialismo con unos 15 puntos del 35% de votantes, con un solo candidato opositor apenas gana o empata. Pero si lleva dos o más candidatos, gana el gobierno”.
Lo anterior no necesita mucha explicación, lo dijo José Antonio Gil Yepes de la empresa Datanálisis.
¿Referendo pa cuándo?
Algunos opositores, incluso quienes no están participando en las elecciones, están creando la ilusión de un referendo para salir de Maduro, el próximo año.
Según el artículo 72 de la Constitución de Venezuela refiere que todos los cargos de elección popular son revocables.
Para que se haga realidad este sueño, se debe cumplir los siguientes requisitos:
1.– Que haya transcurrido la mitad del periodo para el cual fue elegido el funcionario.
Las elecciones donde Maduro fue reelecto se realizaron el 20 de mayo del 2018, sin embargo, el mandato inició el 10 de enero del 2019.
Este requisito será una realidad el 10 de enero del 2022, cuando Maduro cumpla tres años en el poder.
2.- Que sea solicitado por un número no menor del 20% de los electores inscritos.
Las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobaron el Registro Electoral en el cual se encuentran habilitados 21.159.846 electores para sufragar en las elecciones del próximo 21 de noviembre.
Es decir, la oposición debe recoger en el tiempo que determine el CNE 4.231.969 firmas que soliciten este proceso. Tarea compleja en momentos de poca credibilidad e interés.
3.– Que concurra al referéndum un número no menor del 25% de los electores inscritos.
Imaginemos el escenario en donde se recojan este “bojote” de firmas. Entonces deberá convencerse al electorado para que participen, más de 5.289.961 votantes, de lo contrario el referendo no será válido.
4.- Que vote a favor de la revocatoria del mandato un número igual o superior de los electores que eligieron al funcionario.
En las elecciones del 2018, Nicolás Maduro obtuvo 6.245.862, ante Henri Falcón con 1.927.387 y un Javier Bertucci con 1.015.895.
Tal vez algún opositor este convencido de que todo lo anterior es posible, pues tiene tres opciones para lograr el referendo:
Opciones
1.– Que lo solicite el presidente: impensable.
2.– Que lo solicite la Asamblea Nacional. La oposición apenas cuenta con 20 diputados.
3.- Que lo solicite un número determinado de electores mediante la recolección de firmas. Esta es la única posible ya explicada.
La gran interrogante es: ¿Con una oposición cómo esta se podría lograr?
Orlando Medina Bencomo / Los Tubazos del Domingo