¡MI NEGOCIO ES
LA CRISIS!
¿O LA
CORRUPCIÓN?
Por: Deisy Viana
#DéjameContarte
Ese día como de
costumbre, llevó a cabo su ritual matutino. Mientras desayunaba recordó que
tendría un encuentro en el sitio de siempre con unos amigos y algunas chicas
para pasarla bien, pero a puerta cerrada por lo de la cuarentena; se levantó de
la mesa, le dio un beso en la frente a su mujer diciendo: - No me esperes
despierta, hoy voy a hacer la cola de la gasolina.
Mientras iba en
el trayecto se fijó que llevaba unos minutos de retardo y golpeando el volante
aceleró pasándose la luz verde del semáforo, otro conductor le gritó algo y sin
esperar le respondió con la "señal de costumbre" y una frase obscena.
Se detuvo en un
pequeño negocio y pidió unas empanadas para llevar; en medio de la aglomeración
de personas, aprovechó un descuido del dueño, se alejó lentamente, se subió al
auto y se fue sin pagar.
Cuando ya se
acercaba a la cola recordó que no llevaba puesta la mascarilla para prevenir el
contagio de la Covid-19 y rápidamente se la colocó. Buscaba con la mirada hasta
ubicar a una persona que al detectarlo se acercó al vehículo, sacó su mano y le
entregó el desayuno preguntando: - Por fin, qué te han dicho ¿viene o no viene?
La persona le respondió: -Supuestamente sí, yo sigo aquí, siempre que me tenga
el pago al día, usted sabe que lo que uno gana no alcanza, hay que ayudarse,
vaya y haga sus cosas tranquilo que cuando llegue le aviso.
Continuó
desplazándose lentamente y coincidió con un conocido que venía en su moto, que
al identificarlo se ubicó junto a la ventanilla del auto y luego de saludarlo
le preguntó: -¿Estás haciendo la cola? De lo más natural y en voz alta
contestó: "¡Sí vale! así como muchos aquí, yo no me doy mala vida, unos
están porque necesitan, pero mi negocio es la crisis, lo mismo que voy a hacer
en mi casa lo hago aquí, ¡nada! Con la diferencia de que aquí sin hacer nada me
estoy ganando los verdes, igual que tú".
Entre risas alzó
la mano diciendo adiós y emprendió la marcha. Decidió luego, aprovechar la
flexibilización para pasar por el banco antes de llegar a su negocio, fue
directo a la caja, le entregó "una bombita" al cajero, es decir, un
pequeño soborno y realizó su transacción adelantándose a todas las personas que
ya tenían más de tres horas esperando su turno.
Posteriormente,
llegó al establecimiento, su asistente lo abordó para decirle que por error
habían cobrado dos veces la factura a uno de los clientes y que era necesario
devolverle el dinero porque era una suma alta, pero la respuesta fue: - ¡Usted
no devuelve nada, esperemos que se den cuenta y que hagan el reclamo! Más bien,
ocúpese de avisar al personal que incremente otra vez los precios de los
productos en exhibición porque aumentó el dólar otra vez, ya le pagaron a la
gente el bono de este mes y andan diciendo que al parecer van a dar un aumento
de sueldo; la situación está difícil y no podemos perder.
Luego se sentó a
revisar las noticias, lee los titulares y tras un suspiro exclama
paradójicamente lleno de ira: ¿Hasta cuándo tanta corrupción? ¡y cada día la
crisis peor!
¡Corrupción!, término
de concepto tan amplio como el mal que produce a nuestra sociedad y que cuenta
con múltiples manifestaciones. La palabra "Corromper” proviene del latín,
corrumpere, es el efecto de la corrupción y significa: “alterar y trastocar la
forma de algo”, “echar a perder, depravar, dañar, pudrir”, “sobornar a alguien
con dádivas o de otra manera”, “pervertir o seducir a alguien”, “estragar,
viciar”, “incomodar, fastidiar, irritar”, “oler mal”
La corrupción
tiene una incidencia social negativa, pero siempre en su práctica se evidencia
un factor común: al ser humano, a la persona; en este caso, al que se ha
corrompido y al que corrompe; entonces, ésta corrupción individual se convierte
en colectiva, erosionando todo a su paso, paseándose en todos los ámbitos, desde
un sutil y desapercibido evento, hasta el mayor escándalo público con impacto
internacional.
Por lo tanto,
pudiera decirse que la corrupción es como un virus que se incuba secretamente
en el ego de la gente en mayor o menor escala; pero ante esta crisis inédita,
contextualizada en una pandemia que ha paralizado al mundo y ante la
indiscutible injerencia internacional que golpea duramente al pueblo ahogando
cualquier política pública que trate de palear la complejidad social que nos
arropa, miremos más allá: ¿Quién es más corrupto que quién? ¿Existe la forma de
erradicar el virus de la corrupción desatada en medio de esta crisis que se ha
transformado en su caldo de cultivo? ¿Despertarán algún día las conciencias?.