¿DE QUÉ COLOR SON LAS CALAVERAS?
#DéjameContarte
Que hubo un Alcalde en nuestro Municipio
Roscio de nombre Franco Geratana, no lo conocí personalmente, solo sé lo que se
decía de él y que en ese entonces llegamos a coincidir en algunos espacios
públicos, cada uno desempeñando sus propias tareas; obviamente yo desapercibida
en mi trinchera, detrás del telón como siempre.
Hasta que un día una señora muy angustiada logró contactarme,
y sus palabras fueron ¡Franco me dijo que la buscara a Usted!. La frase
pronunciada con tanto aplomo por parte de la señora ciertamente me dejó
pensativa. ¿Y de dónde? Me pregunté. No quise profundizar en el asunto; atendí
la necesidad de la mujer y así se retiró. Pero para mi sorpresa, comenzaron a
contactarme de manera esporádica otras personas que llegaban a mi con la misma
frase: "Franco me mandó"
.
Entonces, decidí indagar y efectivamente, el Alcalde les
decía según lo que pude constatar: ¡Vayan y busquen a una mujercita que está
allá que esa si le encanta resolver líos de muchachos! Hasta risa me dio el
estilo digno de su nombre, ciertamente se refería a los casos sociales
relacionados a niños y niñas que me dedicaba a atender en el ejercicio de mis
funciones.
Nunca hubo un trato directo con él, sin embargo, cuando supe
de su estado de salud, me preocupé aunque tuve la esperanza de que lo
superaría, lamentablemente no fue así, la Covid-19 se lo llevó.
A Darío Vivas le sucedió igual, se le escapó el aliento de
vida. Se puede decir entonces que el virus ya tiene nombres y rostros
conocidos; eso significa que la gente que sin conciencia deambula por las
calles irrespetando las normas de prevención alimentando la fantasía de que
"eso es un invento de los chavistas para distraer" otros dicen
"eso aquí no llega" y los peores "de algo se va a morir
uno"...
Muchos, incluso se alegraron al enterarse del contagio de
algunos afectos a la revolución sesgando la situación como que si el virus solo
vino por los "rojos rojitos".
Es triste que el dolor ajeno no duela por la dureza de
corazón que ha causado que el amor por el prójimo se enfríe y el sentido de
humanidad brille por su ausencia, ante una realidad mundial que no respeta
condición social, poder adquisitivo, ideología política, cargos, ni
reconocimientos públicos. Al final de cuentas, como dice la canción.
¡Las
calaveras todas blancas son!
Deisy Viana
Deisy Viana