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Tenían 30 años de casados, cuando le pregunté a Pablo cómo era su relación íntima arrugó la cara como dudando: ¿Cuál? Pero en palabras expresó: somos como hermanos.

Las relaciones de pareja se enfrentan a situaciones que van mermando el deseo que al principio predominaba tanto. ¡La pasión se esfumó! Ahora queda la rutina, los problemas y por si fuera poco, los niños.

Algunos hablan de 5 años, otros de 3. Un amigo tiene su propia teoría: mi niña eso es como un sarampión que dura 2 años cuando mucho. Ya después es un acuerdo.

Y entonces por eso en las películas el final es justo en el: Sí, acepto. Ahí es donde comienza el camino del que muy pocos hablan abiertamente, pero que todos padecen fuertemente.

Pablo me contó desde su punto de vista, como hombre: 
“las mujeres se enfocan en las tareas del hogar, en cuidar a los niños y atender al marido. Se les olvida que el sexo es pilar fundamental en la relación. Y nosotros, algunos, lo vamos dejando pasar, por eso nos atrae la amante, con ella disfrutamos lo que hicimos con la esposa los primeros años”.


En el caso de las mujeres, además del agobio del día a día, y dígame si además de todo, trabajas en la calle y debes llegar a trabajar en la casa, muchas veces no hay ganas. Te dejas abrumar por el tedio.

En ocasiones sucede que al tipo se le olvidó que debe conquistarte, y creo este es el motivo principal del desdén femenino. Olga Tañón lo expresa en una canción donde invita al hombre a continuar la conquista: “como antes decías, hecha a tu medida. Quiero piropos de esos que me decías… que no nos pase como a muchos, se resignan”.

Hace algún tiempo creí que las relaciones sexuales tenían un aproximado del 20% de importante. Estaba sumergida en que habían otras cosas como el momento juntos fuera de la cama, las caricias, las palabras, el amor rosa y todo bonito sin mucho sexo, ¡Qué falta de todo! Hoy estoy segura que merece el 70%, que además es necesario que ambos estén conscientes, que deben hacer algo constantemente para mantener esa llama que los unió, que sí, evoluciona, pero en vez de apagarse, debe adquirir otra fuerza.


Pero también estoy segura que el trabajo debe hacerse en pareja, que no se olvide la conquista, que NUNCA se permitan ser “hermanos». Que el hombre no llegue solo a tocar abajo y que la mujer se sacuda la flojera y deje la excusa del dolor de cabeza.



La crisis se mete en la cama si la dejas.

Ciertamente habrá momentos bajos, el estrés, los niños, el trabajo, incluso las preocupaciones por la falta de dinero, crisis tan latente hoy día. Expertos sexólogos aseguran que si hay conflictos afuera, indudablemente repercutirá en la cama. Él se mete en el televisor a ver el partido o cualquier film. Ella o se instala en la cocina o se va a dormir.

Y así va pasando el tiempo, hasta que sin darte cuenta terminas como Pablo: somos como hermanos.

La crisis se mete en la cama por falta de ganas, por ausencia de comunicación, por no decidir tomar medidas que funcionen para ambos, medidas que no saben la mayoría porque no se comunican.Para esto no hay normas establecidas, pero podrían por ejemplo comenzar por dedicarse tiempo el uno al otro, antes que llegue la crisis, y si ya llegó pueden enfocarse en redescubrir la chispa que los mantendrá como marido y mujer.

@keimaryruiz






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