FELIPE HERNÁNDEZ G.*
Hace 200 años Simón Bolívar instaló el Congreso de Angostura y dejó claro el rumbo de la Independencia de nuestro país, que venía transitando de manera determinante desde el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811, y a los que anteceden diversos movimientos preindependentistas.
Celebrado en la ciudad de Angostura, hoy Ciudad
Bolívar. Magno evento donde el Libertador pronunció un inmortal discurso, en el
cual reflejó una vez más la profundidad de su pensamiento político. El Congreso fue inaugurado bajo la inspiración del ideario del
general Francisco de Miranda y representó el segundo Congreso
Constituyente de la República de Venezuela. La convocatoria se hizo en el
contexto de las guerras de independencia de Venezuela y de la Nueva Granada. Representó el
Segundo Congreso Constituyente de Venezuela. Y se llegó a su instalación luego
que Bolívar expusiera en 1818 ante
el Consejo de Estado, la necesidad de convocar a elecciones para celebrar un
Congreso Nacional que diese una salida constitucional a la inestable situación
política del país.
El
acto revistió la mayor solemnidad. Ante 26 de los 30 diputados electos por las
provincias de Caracas, Barcelona, Cumaná, Barinas, Guayana y Margarita, y
distinguidas personalidades invitadas, el 15 de febrero de 1819 se instala el
Congreso de Angostura con un discurso medular de Simón Bolívar, Jefe Supremo de
la República desde 1816.
Entre los diputados destaca la presencia del eminente jurista
guariqueño, Juan Germán Roscio Nieves, diputado por la Provincia de Caracas...
Francisco Antonio Zea es electo Presidente del Congreso,
y éste, ya en posesión, invita a tomar la elección de un Presidente de la
República interino. Como es lógico suponer, el elegido es Simón Bolívar. Al
Libertador, sin embargo, le preocupa más la guerra que la Presidencia. Pide,
por tanto, que se le acepte la renuncia: “Legisladores: Yo deposito en vuestras manos el mando
supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la
felicidad de la República; en vuestras manos está la balanza de nuestros
destinos, la medida de nuestra gloria; ellas sellarán los decretos que fijan
nuestra libertad...”.
El Congreso de
Angostura, produjo la segunda constitución de la historia de Venezuela, le antecedió
el Primer Congreso Constituyente de Venezuela,
realizado el 2 de marzo de 1811 en la ciudad de Valencia, en el cual había sido
promulgada la primera Carta Magna, la Constitución Federal para los estados de
Venezuela. El ideario del Libertador esboza la
creación de la Gran Colombia, conformada en un principio por el Departamento de
Venezuela, Departamento de Nueva Granada; posteriormente se anexaría el
Departamento de Quito, hoy la República del Ecuador.
En cuanto al Discurso de Angostura: Es una pieza oratoria llena de sabias y sensatas reflexiones, de un
insuperable contenido político y filosófico. Un sesudo documento concebido en
muy difíciles circunstancias, en medio del estruendo de la guerra, los viajes a
caballo, en embarcaciones, las inclemencias del tiempo, aunado a los
sacrificios y las intrigas de los mismos conciudadanos. Es el poder de
concentración lo que asombra de Bolívar, capacidad demostrada cuando dictaba
hasta tres y cuatro cartas a la vez.
En Angostura, Bolívar es sociólogo, filósofo, psicólogo, historiador,
visionario, nos muestra lo que ha asimilado de los clásicos antiguos y
modernos, es esencialmente un político creador. Cuando nos habla del poder
moral, su cuarto poder, pone de manifiesto la sensibilidad de su alma y su
preocupación por la educación del pueblo: “La
educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso.
Moral y luces son los polos de una República; moral y luces son nuestras
primeras necesidades...”.
En ese sentido, Bolívar en el texto
señala y alerta: “por el engaño se nos ha
dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que
por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo
ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la
intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de
todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que
son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el
patriotismo, la venganza por la justicia... Un pueblo pervertido si alcanza su
libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en
mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio
de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles,
y todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la
fuerza, son las columnas de las leyes que el ejercicio de la justicia es el
ejercicio de la libertad”.
Aunque
se reconoció la eficacia de los gobiernos Federales, se decidió que para
Venezuela era
preferible instalar un sistema centralizado, basado en un Poder Público que se
distribuyera en las siguientes ramas: Ejecutivo, Legislativo y Judicial;
resaltando la fortaleza en el caso del Ejecutivo. Hizo mención además a
elementos indispensables para lograr una Patria justa y digna, como son: “el respeto por la soberanía popular, la
división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud,
la abolición de la monarquía con sus privilegios y la instalación de un cuarto
y muy importante poder: el Poder Moral”. Este último destinado a exaltar el
imperio de la virtud y enseñar a los políticos a ser probos e ilustrados...
Señalando además, que “el sistema de gobierno más perfecto es aquel que
produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor
suma de estabilidad política”.
Tras repasar otros tópicos relacionados con una visión sobre la
grandeza y el poderío de la América libre y unida, cierra Bolívar su discurso
con la siguiente exhortación al Congreso: "Señor,
empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías". Tras lo cual
hizo entrega de un proyecto de Constitución así como del poder moral, a fin de
que fueran estudiados por los diputados presentes.
Para culminar dijo: "El
Congreso de Venezuela está instalado; en él reside, desde este momento, la
Soberanía Nacional. Mi espada y las de mis ínclitos compañeros de armas están
siempre prontas a sostener su augusta autoridad. ¡Viva el Congreso de
Venezuela!".
El discurso tiene unas cinco mil palabras. Bolívar le
encomendó a Manuel Palacio Fajardo que le hiciera las observaciones que creyera
convenientes. Apenas pronunciado en el recinto donde se realizó el Congreso,
Bolívar lo entregó al súbdito británico James Hamilton, comerciante residenciado
en Angostura, para que lo tradujera al inglés. Este manuscrito, escrito por
ambas caras en un cuaderno de 32 folios.