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La potencia de Florence continúa en aumento desde que fue catalogado
como huracán de categoría 4 este lunes. Ante el riesgo de consecuencias
catastróficas, varios estados de la costa este de EE.UU., entre
ellos Virginia, Maryland y las Carolinas, han declarado el estado de emergencia en preparación para la llegada a tierra de la tormenta, prevista para el jueves.
El centro estadounidense de huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) registraba vientos máximos sostenidos de 220 kilómetros por hora
asociados al fenómeno natural este martes a las 09:00 GMT, momento en
que se situaba 1.880 kilómetros al este-sureste de Cape Fear, Carolina
del Norte, moviéndose a 20 kilómetros por hora en dirección a la costa
estadounidense.
Con un diámetro de 800 kilómetros —casi el doble de la media— Florence "se ha intensificado rápidamente en un huracán extremadamente peligroso", señala el
NHC, precisando que el tamaño del área cubierta con sus vientos
huracanados se duplicó en las últimas 12 horas. Advierte además que la
tormenta podría alcanzar la categoría 5 para el miércoles.
Estado de emergencia
Se espera que cerca de un millón y medio de personas abandonen las zonas de riesgo a partir de este martes, luego de que fueran emitidas órdenes de evacuación obligatoria. La población de las localidades amenazadas, por su parte, ya ha tomado medidas ante una posible catástrofe.
El año pasado, EE.UU. fue golpeado por tres grandes huracanes. María, uno de ellos, dejó un saldo
de unas 3.000 personas fallecidas en Puerto Rico, lo que generó
críticas generalizadas contra la respuesta de la Administración del
presidente estadounidense, Donald Trump.
"Mi
gente acaba de informarme que esta es una de las peores tormentas que
han azotado la costa este en muchos años [...] ¡Esté preparado, tenga
cuidado y póngase A SALVO!", expresó Trump respecto a Florence, que según meteorólogos podría ser el mayor este fenómeno natural de su tipo en 30 años.
¿Por qué podría ser catastrófico?
Irma, otro de los últimos
huracanes en golpear EE.UU., ocasionó 129 muertes en Florida, Georgia y
Carolina del Norte, mientras que Harvey mató a 68 personas y causó
inundaciones catastróficas en Texas. El escenario de esa última tormenta
podría repetirse un año después con Florence, de acuerdo con modelos de pronóstico citados por The Washington Post.
En concreto, se prevé que un inusual y extremo sistema de alta presión
emerja en el noreste de EE.UU. con una potencia sin precedentes en las
últimas tres décadas. Según las simulaciones, esto formará un tipo de barrera natural
que impedirá que el huracán Florence desvíe su trayecto hacia el
Atlántico, y por consiguiente lo obligará a dirigirse hacia la
costa sureste del país.