Earle Herrera
Opinión
Hendijunior, formado en las guarimbas de 2014, le
dedicó cuatro meses duros a las de 2017. Se dio con todo. Abandono mamá, papá,
hermanos, “por la causa”. Cogió sol, pasó sed, aguantó hambre en las arduas
batallas del distribuidor, tú sabes cuál. Le gustó la proclama de Freddy
Guevara anunciando que la lucha era hasta el “fin definitivo” de Maduro. Le
creyó y triplicó su piromanía. Ayer, el mismo dirigente le dijo que el único
camino es el voto. ¿Entonces, men? ¿Y qué de los presos y qué de los quemados y
qué del “fin definitivo”?
Yondriyulecy tatuó el asfalto de La Carlota
durante cuatro meses. Se batió con furia en la calle Élice de Chacaíto, a donde
Ramos Allup iba de blue jean y camisa blanca de vez en cuando, el mismo adeco
que hoy le pide el voto.
Yondriyulecy vio cuando se llevaban preso a su
novio frente a Ocariz, el mismo que hoy le pide el voto. Yondryyulecy lloró
cuando vio en el fondo una alcantarilla a Requesens y al pobre Pizarro que no
lo podía sacar y acusando a la GNB; después supo que todo fue un montaje de los
mismos que hoy le piden el voto.
Yonwatson sufrió graves quemaduras con su propia
molotov y recuerda los aplausos de Florido y Paparoni mientras él se quemaba
para salir del régimen. Hoy, los que aplaudían su hazaña incendiaria, le dicen
que el camino es electoral y que vaya a votar y no se equivoque. Su novia,
Elisayinar, lee en una revista que los que le daban las molotovs, andan de gira
por el mundo y le recuerdan que debe votar mientras ellos siguen por Nueva
York, Madrid o Sidney.
Yuliayanira recuerda que en el plebiscito votó en
una iglesia que prestó la Conferencia Episcopal y sacaron más de siete millones
de votos para desconocer la ANC y a Maduro. Y ahora los obispos de la CEV le
dicen que se olvide de ese plebiscito y vaya a votar en las elecciones que
convocó la Constituyente. Yulianayanira en 2013 obedeció a Capriles y salió a
“drenar la arrechera” y otra vez quiere drenarla pero contra sus dirigentes.
Los guarimberos, los “resistencios”, los
escuderos gasolineros, estallan de ira cuando Borges desde Roma, Guevara desde
Madrid, Florido desde Washington o Ramos Allup desde Miami les piden el voto.
¡Guarimbero serio –recuerdan que decían ellos– no vota!